Historias del mundo que merecen ser contadas
“No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena”, Martin Luther King
La situación que viven los indígenas Wayuu en la Guajira colombiana no es ninguna novedad, tan solo entre 2010 y 2018 4770 niños han muerto por desnutrición, falta de agua o la imposibilidad de encontrarla en un estado potable.
La comunidad de Paralain no está exenta de esta situación. Los habitantes de esta población tienen que caminar 6 kms para poder sacar un poco de agua de un jaguey, pero no son los únicos que recurren a este reservorio natural, ya que varios animales que habitan en la zona se hidratan en ese mismo lugar, dado que no tienen ninguna otra reserva cercana. En la misma, también, se pueden ver botellas de plástico viejas y metales oxidados, entre otras basuras que únicamente generan contaminación a este vital elemento que consumen tanto humanos como animales.
Sin embargo, para el gobierno colombiano la vida de estas comunidades indígenas no parece ser una prioridad, prueba de esto es que la gran empresa minera Cerrejón utiliza 17 millones de litros de agua potable por día, según la organización Fuerza Mujeres Wayuu, contra 0,5 litros que consume, en promedio, la población en la Guajira, caudal absolutamente deficiente para varias organizaciones vinculadas al cuidado de la salud, las que recomiendan consumir no menos de 2 litros de agua potable por persona, cada día.
El número de enfermedades y muertes que se producen por desnutrición y por carencia y/o contaminación del agua es alarmante, pero la persistencia de esta situación se torna aún más llamativa si se tiene en cuenta que la Guajira es una de las zonas más ricas de Colombia. Por ejemplo, la anteriormente mencionada empresa Cerrejón, con la explotación de los recursos naturales, generó, tan solo en el primer semestre de 2018, 313 millones de pesos colombianos. A pesar de este caudal económico y de tener además el usufructo de la mayor reserva de sal de Colombia en Manaure, no se ve su aporte al mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades circundantes , por el contrario, en este año 2020 hubo 784 casos de desnutrición aguda y más de 30 niños muertos por hambruna y falta de agua, situaciones ambas claramente violatorias de los derechos humanos en general y de los correspondientes a la niñez en particular, los que consagrados internacionalmente contaron con la adhesión del Estado Colombiano, situándolo por eso en el garante de su irrestricto cumplimiento.